EL VERBO
“En el principio era el Verbo
y el Verbo era Dios y el Verbo era con Dios.”
y el Verbo era Dios y el Verbo era con Dios.”
- EVANGELIO DE SAN JUAN -
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Así
fue en el principio, ahora y siempre; el Verbo era con Dios, es y será. Y así
Dios creó con el Verbo y del gran trueno que fue la risa de su alegría porque
estaba creando todo de la nada.
Se
separaron con ese gran sonido las tinieblas y se hizo la Luz. El sonido, una onda
matemática emitida en el espacio-tiempo con tanto Amor por el Creador, se
manifestaba al unísono Luz y sonido, sonido y Luz. Luz que luego fue en su
descomposición la creación mágica de millones de esferas de colores que al
danzar en el espacio, en su leve roce producían música y vibración…
La
música de las esferas, una concepción cósmica perfecta y única que iría
generando por medio de ese Verbo que era Dios, toda la creación.
Los
cuerpos y la vibración que ellos tenían de acuerdo a la onda que emitían en el
movimiento, creaban escalas de vibraciones diferentes y armónicas,
interacciones de cuerpos, armonía de las distancias que los repelían o
acercaban, manifestando la vida de cada mundo y ser en este vasto Universo que
continuaba formándose con el Verbo de Dios y emergía de la Palabra.
”Dios
dijo y se hizo, y vio Dios que era bueno,” (Génesis 1) Y todo con el Verbo y la
Palabra fue hecho, es y será, Un Padre Amoroso les creó Luz de las sombras y
estas permanecieron para que hubiera día y noche y pudieran regalarnos su
brillo las estrellas y otros cuerpos celestes, planetas de un mismo sistema que
vibraban y tenían su espacio y movimiento propios, el espacio sonoro que cubría
la distancia entre los cuerpos celestes y las notas que fueron luego el Zodíaco
y la escala musical, que el hombre usaría desde entonces en su correspondencia
en la Tierra para interpretar los aconteceres de la vida diaria, sus
influencias; la relación queda plasmada en esa trinidad Cielo Hombre Tierra
luego que se llega a la instancia en la que dijo Dios “hagamos el hombre a
nuestra imagen y semejanza”. Y creó Dios al hombre a Su imagen. A imagen de
Dios los creó macho y hembra. (Génesis 1)
¿Para
qué crear un ser así de perfecto? ¿No sería para que fueran felices y para que
tal vez se sintieran en esa imagen y semejanza sus hijos amorosos y agradecidos
por esa creación de amor que estrenaban? Con toda una vida por compartir, con
la bendición del Padre que les decía “sean fecundos y multiplíquense, llenen la
tierra” y vivan en común unión y sean amantes, amadores y amigos. Dialoguen el
diálogo de cada día. Ese logo que es la Palabra que nació del Verbo Divino y
que era y es la llave mágica para entrar en el silencio de la contemplación de
esa maravillosa creación. También les dio la Palabra, ese sonido articulado y
fundamental de la voz humana que surge al abrir la boca y en el milagro que es la
respiración se vehiculiza y al expirar pasa por la oval caricia de los labios.
Es el sonido primero, el del Principio, la primer vocal A y la primer
consonante B… Alfa y Beta. Les dio así el alfabeto, palabras, vocales, sonido
interior que emana generoso y que de acuerdo a la forma de nuestras bocas y a
nuestras emociones se hace especial y único, comenzando con el primer vagido al
nacer y continuando hasta el último suspiro al partir. Cada palabra articulada
fue formando una con otra la danza plasmada, el arte puro del lenguaje del
cielo, la idea manifestada en la gráfica, la ideografía, los ideogramas, los
símbolos, la guía escrita para los hombres que sería luego el alfabeto.
Así el
hombre, en forma rudimentaria o sofisticada, pudo manifestar sus emociones
tanto en vía de la escritura como de las vibraciones sonoras de la música. De todos los
elementos de la naturaleza se recoge vibración y sonoridad. De hecho, la
naturaleza misma es una caja perfecta de resonancia, y vehiculizando el Verbo
con la respiración, cada emoción se hace canto, poesía grito y lamento, queda
el susurro en el aire y en la grafía, sea en la piedra, la madera, el papel o
el lienzo, en donde plasmarán esa idea Divina en que se inspira, como quedara
un día, el Divino Rostro del Amado Maestro.
Luego,
con el desarrollo de los pueblos y las culturas, el signo fonético tendrá un
valor numérico graficado por el hombre, no por la creación, que era en sí la
ley de los principios absolutos; sonido, movimiento, vibración y ritmo, son la
fusión del todo, la creación del UNO.
Se ha
dicho que cada letra es el nombre de la divinidad, de la cual los magos saben
emplear su poder, el poder llamado Verbo.
Los
manuscritos originales, luego libros, de la historia de la humanidad fueron
recibidos en forma sagrada por seres especiales y escritos también con
caracteres sagrados, en piedra, pliegos de cuero, papiros, más tarde en papel
vegetal, por seres santos; Moisés, Daniel, Esdras, Hermes y los Vedas. Pero de
esto tan sagrado y sublime sólo queda el reflejo, el eco de amor que invita al
hombre a viajar en su mundo interior, a encontrarse cara a cara con Su Ser
Divino y recordar que existe una real Verdad, un camino de retorno a la vida
plena y que lo que aún estamos haciendo es distraernos con el reflejo…
¿Será
tal vez que el amoroso Padre lo legó así desde un principio? ¿Qué por un tiempo
nos expresáramos y aprendiéramos hasta comprender el real valor del Verbo? Que
nada iguala la tibieza de un susurro al oído y que a eso debemos aspirar, a
estar en diálogo con el Padre y regresar algún día a su jardín.
Recordar
que en el mundo interno del hombre o en la memoria de la Naturaleza, naturaleza
que a veces ni recordamos que existe y que es parte del todo que debemos
compartir y que es copia fiel que aún perdura y se ofrece al ser como el mejor
espejo de lo que debe cambiar, al mejor melodía que lo haga despertar. Y que se
ha dicho “algún día vendrá aquel Ser que reconstruirá las Sagradas Escrituras
de todos los pueblos”. Jesús dijo: “sólo lo que viene de lo alto pude ascender
a lo alto”. Y en esta dimensión trinitaria en la Tierra, el simbolismo de tres
se impone en todas las cosas, todo lleva Su emanación divina.
El
Padre necesita a la Madre y así se concibe al Hijo. La Unidad constituida por
la Trinidad y a su vez coexistiendo con ella. Toda manifestación debe tener
tres planos o tres vías por donde el hombre puede percibir y expresar la vida. Esto lo va a
realizar por los tres planos, el Espiritual, el Mental y el Físico y a través
del uso de las llaves de la Palabra.
La
Palabra en armonía es el habla. Hablar es Crear y éste es el objeto de la
Oración.
Orar
es hablar con Dios en discurso, arrobamiento, súplica o ruego. Es un llamado al
Amoroso Padre para reiniciar el diálogo, reiniciar el mejor día de cada uno, el
más auténtico.
La
oración es vocalización de una o más palabras que brotan de nuestro interior
por ansias del corazón. Hasta los más leves suspiros son ruegos de amor,
oración…Sonidos, suspiros, susurros, salmos cantados con dulce entonación,
hasta llegar a la
Palabra Sagrada llamada Mantram. Cada una de estas palabras
sagradas que son los mantram crean, por medio del ritmo y la clave de la nota
musical de cada persona, una relación con sí mismos y con un grupo que lo eleva
hacia las enseñanzas del despertar.
Recordar
que para llegar a estas elevaciones es necesario estar en un estado adecuado en
nuestros pensamientos y en nuestros sentimientos, para luego entonces ir al
Altar del Decir, para llegar al Padre, al íntimo.
Este
espacio-tiempo que se ha intentado plasmar con el poder de síntesis es apenas
un esbozo, es eso, una síntesis de la Magia del Verbo por el que todo fue
creado. Escuchar, el cielo nos habla y el Valor de la Palabra, la importancia
de sensibilizarnos y prepararnos física, emocional y mentalmente por medio de
la respiración, la vocalización, mantralización y la responsabilidad amorosa
que conlleva la expresión que el cielo nos ha regalado, el Decir, la
comunicación y el contacto del Corazón que es el Silencio y la magia del Verbo
que es la Palabra.
Quede
en conocimiento que es el humilde trabajo de un principiante que aspira a ser
un buen amador y que ofrece esta síntesis de algo que hoy para muchos de
nosotros es una vivencia seria, comprometida y maravillosa, que nos va
transformando día a día y que, somos concientes, debe desarrollarse a un nivel
superior y mágico, y que gracias a Dios tenemos quien lo haga con su amorosa
guía.
La
enseñanza es eterna, pero el esfuerzo es personal. El material está en cada
partícula en el diario vivir dentro y fuera de nosotros. La canalización de
todo esto ya esta siendo llevada a cabo por alguien hoy. Bien podemos
esforzarnos en practicar estos principios por los que fuimos creados.
Amantes
incondicionales. Amigos fieles. Hermanos en el esfuerzo. Almas obedientes.
Que Dios los bendiga.
Que Dios los bendiga.
Carlos
A. Fernández
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